CRISTIÁN SALINEROS

El carácter de sus obras está dado por los grandes volúmenes y por una destreza casi innata de irrumpir en los espacios y los vacíos. La extensa obra de este artista se inicia en la década de los 90, y hoy sigue dando que hablar con sus últimas propuestas: “Idea Tonta Número 2: Lúcida Confusión” y “Plegar el paisaje”.

Madera, bronce oxidado o piedra, exhibidos en una amplia gama de elementos, incluyendo jaulas y aves vivas, globos o muebles comunes, son la muestra más representativa del recorrido con el cual el artista chileno Cristián Salineros ha construido su trayectoria en el país y el extranjero.

 

 

“Me gustaría resaltar que no siempre la monumentalidad o el volumen de gran tamaño es el que ha dictado el desarrollo de mi trabajo. Hay muchos de ellos que no operan necesariamente bajo esa lógica y que son de carácter más íntimo, pero no por eso menos importante. Lo monumental no necesariamente está en relación al tamaño o materialidad de las cosas. Un acontecimiento o fenómeno por mínimo que sea en su aspecto físico, también puede ser de carácter monumental”, confiesa al artista.

Sus dos recientes trabajos “Idea Tonta Número 2: Lúcida Confusión” y “Plegar el paisaje”, permiten una vez más mostrar el carácter con el cual el artista va vistiendo sus obras. Estas dejan de inmediato un claro manifiesto de que no existe temor a apostar por irrumpir en los espacios y los vacíos con un trabajo en grandes volúmenes.

 

 

“Idea Tonta Número 2” surge como un proyecto relacionado con sus últimos trabajos, centrados en tensionar o condensar el espacio vacío. Así, la sala de exposiciones del Centro Cultural El Tranque fue invadida porunafiguravolumétricadelacual emergen o se sumergen objetos elegidos al azar, todo ello recubierto por masking-tape a modo de cáscara o piel. Cristián Salineros se inspiró en la geometría de las piedras de los cerros para crear una modulación que permite construir una “textura” visual.

“La idea surgió en mi mente como esa nube de golpes y objetos que aparecen en los dibujos animados cuando los personajes se pelean. Al igual que en esos torbellinos de los monitos animados, no existió ningún criterio para elegir los objetos. Es un conjunto azaroso”, explica el artista.

“¿Qué pasaría si de pronto el vacío entre un objeto y mi cuerpo se condensara hasta la rigidez? ¿Qué pasaría si cada vacío fuese un lleno? Me imagino el espacio como un gran cristal sólido que captura todo fenómeno y situación en su interior. Todos seríamos parte de un mismo cuerpo, como insectos atrapados en ámbar”, reflexiona Salineros sobre su nueva propuesta.

La escultura “Plegar el paisaje”, en tanto, posee dimensiones de 13 metros de alto y 5 de ancho. Fue realizada en acero carbono cubierto con acero inoxidable, y viene a completar el circuito de esculturas en el espacio público de la comuna de Lo Barnechea. Esta es la obra más grande que el artista ha instalado en un espacio público, a lo que se suma que es una intervención muy distinta y rupturista que cautivará a los visitantes.

La obra de Cristián Salineros se caracteriza por establecer relaciones entre la concepción del espacio, el emplazamiento, el paisaje, la arquitectura y los métodos constructivos. Ha indagado en la relación existente entre las materialidades y su arraigada vinculación con algunos procesos tanto artesanales como tecnológicos. Su trabajo siempre ha sido en relación al ser humano con una buena dosis de crítica, humor e ironía.

Los procesos creativos son para este artista un ejercicio constante y persistente, que basa su desarrollo en la observación y construcción de hipótesis visuales que se traducen en pensamiento visual. Esto a su vez se materializa a través de trabajos que se encuentran estrechamente relacionados con el espacio como concepto fundamental, y en el cual muchas veces se convierten en obras escultóricas como las que se manifiestan en sus más recientes expresiones artísticas.