VIRGINIA BERGUÑO
UN RENACER CREATIVO
Por: Marcela Cademartori / Fotografías: * 31 Agosto, 2018
Esta destacada artista nacional estuvo alejada por algún tiempo de su trabajo debido a un difícil proceso personal. Pero, fue justamente a partir de este estado, que su capacidad artística renació con más fuerza, para dar vida a una nueva colección con piezas únicas que retratan el proceso vida / muerte / vida como tiempos más bien circulares.
Un trabajo creativo marcado por los simbolismos y por la fuerza de una inspiración que nace de lo más profundo del sentimiento humano, es la propuesta con la que Virginia Berguño vuelve a sorprender luego de dos años alejada de todo quehacer artístico, debido a una profunda depresión en la que se vio inmersa.
“Volver al taller y forjar nuevamente una joya fue una lucha ardua que di sin límites. La depresión te quita la fuerza, la identidad, el anhelo. Es como un grito silencioso, un sangramiento corporal invisible que nadie ve ni quiere ver. Sabía que crear y entrar nuevamente en contacto con el metal sería mi sanación, como la alquimia solo lo sabe hacer. Junto al cobre, el fuego, mis manos y mi alma, lograría una suerte de transformación que me devolvería la calma, la esperanza perdida y la luz necesaria para volver a vivir en la relativa plenitud de mi propia existencia”.
Este profundo sentir de la artista se tradujo en dos importante resultados. Una colección de pectorales que lleva por nombre “Fragmentos” y la producción fotográfica “Naufragio”. “El concepto en ambos tiene relación con ciclos internos de Vida / Muerte / Vida como tiempos más bien circulares, donde el ser humano crece, se transforma y se integra dotado de una mayor consciencia”, explica desde la más absoluta sinceridad Virginia Berguño.
“Si bien mi trabajo es simbólico y tiene que ver con los procesos psíquicos humanos, también se relaciona con una mirada del colectivo, de la memoria y las culturas originarias, las cuales siempre han estado en diferentes tipos de expresión. En esta oportunidad recurrí a las culturas patagónicas y la vikinga, simbolizadas por el lugar, el clima elegido, el maquillaje dramático y la impronta guerrera que se relaciona con los procesos depresivos que se tornan verdaderas guerras internas, donde también quedan muertos y sobrevivientes en el camino”.
La materialidad escogida para las elaboración de las piezas fue el cobre, precisamente por ser un metal con el cual verdaderamente se lucha, y por los colores extraordinarios que emergen en contacto con el fuego y luego con el agua. “Este es un proceso precioso que despierta la obra, la carga de sentido y le da una fuerza única en relación a otros metales”.
El formato de gran tamaño sigue en la misma línea de lo que a la artista le gusta trabajar. “La idea es que la joya cubra todo el torso, lo cual también es absolutamente simbólico, pues esta se transforma en un objeto de protección, una armadura para la lucha, un objeto jerárquico como los usaban las culturas primitivas, para ritos de iniciación que marcaban las etapas de la vida o rituales chamánicos”.
El simbolismo también se traspasó al trabajo fotográfico; de ahí el maquillaje dramático y los colores elegidos para el vestuario en donde predominan el blanco, los rojos y negros, que tienen que ver con vida, pasión y muerte. “El lugar elegido fue la playa de piedras en Santa María del Mar, y el clima lluvioso era necesario para dar sentido a lo que se debía expresar”.
Dentro de los desafíos futuros de Virginia están el realizar una celebración de sus 25 años de trayectoria en noviembre próximo, mostrando todas sus áreas de trabajos y sus distintos lenguajes en el proceso creativo, además de escribir un libro con poemas que aborden temáticas como la maternidad, la vida, la muerte, la esperanza y la desesperanza.
Todo ello habla de una artista que renace con aún más fuerza para comenzar a escribir lo que es el siguiente capítulo de su historia creativa.