Crisis Hídrica
EL FLAGELO DE NUESTRO SIGLO
Por: Verónica González Delgado / Fotografías: * 27 Diciembre, 2019
Para nadie es una sorpresa la megasequía que ha estado afectando progresivamente a nuestro país, especialmente desde el norte de Atacama a la región del Ñuble, en el centro sur del país. Las causas son muchas, pero las soluciones deberían venir de la mano de mayor información y participación de la ciudadanía en el uso de un recurso tan valioso como el agua.
El cambio climático, el uso indiscriminado del recurso sin tener una visión sustentable en ámbitos productivos e incluso el mal uso del agua para consumo humano, puede ocasionar cambios en el nivel de disponibilidad del vital elemento, y la única forma de detener esta situación es entregando información y participación a la comunidad, y generando una legislación acorde a los tiempos que estamos viviendo, como lo aclara Ricardo Astorga, docente de la Escuela de Ciencias Agrícolas de la Universidad de Viña del Mar. “Hay que entregar conocimiento a toda la comunidad, pero también participación de manera que se genere una especie de gobernanza del recurso hídrico más justa y más equitativa”, explicó. “Sería ideal contar con una estructura participativa para ponerse de acuerdo colectivamente por cuenca, por canal, por sector o por territorio y así optimizar el recurso. Es importante mantener las zonas productivas que tenemos hoy día, pero para eso es necesario inversión para construir embalses, hacer pozos y canales cerrados, ayudar a que se tecnifique todo el riego que se usa en la agricultura, avanzar hacia incorporar más tecnología, como por ejemplo, lo que se ha conversado sobre la desalinización de agua, etc, pero todas estas acciones hay que hacerlas ahora, porque cada día que nos demoramos en tomar una decisión, significa un día menos con agua en nuestros campos”.
Las consecuencias son diversas. Los primeros efectos de la sequía, son la pérdida del suelo agrícola, lo que significa que el suelo al no estar trabajado se lesiona o cambia su uso para otra actividad, perdiendo su valor agrícola y su valor ecológico. “Cuando hacemos mal uso del suelo y lo dejamos erosionado,sin cultivar y sin agua lo que estamos haciendo es dejar un suelo desprovisto de la capacidad que tiene, por lo tanto esta perdiendo la posibilidad de entregarnos servicios ecosistémicos en flora y fauna silvestre”. Además, se produce la migración del campo a la ciudad de las familias campesinas, con la serie de consecuencias sociodemográficas que eso conlleva.
Para hacer partícipe a la ciudadanía, en la UVM están organizando una serie de seminarios en relación a la situación actual del uso del agua, abiertos a toda la comunidad, de manera de ir generando conciencia en estos temas. “Estamos planificando seminarios con expositores que hayan tenido experiencias en términos de manejo del agua no sólo en el ámbito productivo agrícola, sino que en cualquier ámbito, desde las políticas públicas y desde la investigación de todo tipo. Además, estamos haciendo asociaciones con grupos de pequeños agricultores de manera de ir trabajando directamente con los problemas que tienen y cómo nosotros como escuela de ciencias agrícolas podemos ayudar a resolverlos mediante actividades concretas que permitan ir mejorando la capacidad de los agricultores en términos del uso del agua en estas condiciones de escasez”, concluyó el académico.